Aunque su nombre evoque una decoración clásica, los candelabros no han sido ajenos a la evolución de materiales y diseños.
De hecho, esa utilidad originaria como soporte de velas sigue vigente, pero hay otras opciones muy extendidas y menos peligrosas que cambian la llama por puntos LED de imitación.
De entre los elegidos nos hemos decantado en primer lugar por un modelo clásico de Lusunt por su buena combinación de materiales, bonita estética en un entorno decorativo tradicional o para la celebración de grandes ocasiones y un precio ajustado.
La calidez de luz que puede dar en los ambientes es una de las principales cualidades de este accesorio que desde la remota Antigüedad (Homero ya hablaba de ellos) hasta la invención de la luz eléctrica fue fundamental para la iluminación de las estancias.
Se trata de un soporte para velas de distintas características que suele constar de dos o más brazos y que puede sujetarse sobre su pie o ir fijado a una pared o superficie alternativa.
Aprovechamos este apartado para diferenciar candelabro de candelero. Este último es un utensilio para sujetar una sola vela, es decir, viene a ser sinónimo de portavela, mientras que en el candelabro se sujeta más de una.
Entre las primeras destacamos:
Entre los inconvenientes:
Hemos optado en primer lugar por un candelabro muy clásico de estética que, por lo tanto, está algo limitado para combinar con cualquier entorno decorativo, pero que siempre será un atractivo aliado sobre la mesa en cenas muy especiales.
Más allá de su atractivo estético, que irá en gustos, cuenta con otras cualidades muy a tener en cuenta como es su versatilidad ya que se puede usar tanto con velas tradicionales como electrónicas. Sus grosores van de 18 a 50 mm.
Otra de las características es que, de manera sencilla, se monta y desmonta de tal modo que se puede usar como candelero con solo una vela, con tres brazos o con cinco, lo que le da mayor versatilidad también en cuanto a espacios.
Si se cuenta con espacio y velas clásicas este modelo resulta mucho más llamativo con sus cinco brazos tanto por la calidez de luz que da como por el diseño que presenta.
La aleación de zinc con ese brillo metalizado junto a las pequeñas piezas de azul zafiro engarzadas en la base del pie y de cada uno de los portavelas conforma una atractiva combinación.
En suma, un candelabro que llamará la atención sobre la mesa o el aparador, de materiales resistentes y precio ajustado para el producto que ofrece.
Pasamos a una opción muy distinta de diseño, alejada de los cánones clásicos, que, sin embargo, resulta igualmente muy elegante y adecuada para fiestas muy especiales o regalos en fechas señaladas.
La estructura de metal se combina de manera muy acertada en los portavelas con unas cuentas de cristal que imitan la forma del diamante y que, al recibir la luz de llama de dentro, la multiplican con un vistoso efecto.
Hay que destacar que estos cuencos de cristal y metal antióxido están pensados para velas de té. En este caso se trata de un modelo de tres bazos fijos que se va casi al kilo de peso.
Las utilidades pueden ser diversas, pero, como consejo, como centro de mesa en una cena muy especial triunfará sin duda.
Los tres cuencos portavelas, con una medida de 7,5 cm de alto cada uno, van escalonados hasta alcanzar una altura total de 26 cm por los 32 que tiene de ancho. Por precio, estaría ajustado al material y diseño.
No es barato, pero tampoco se trata de candelabro al uso en su forma y combinación de materiales.
De regreso a los más tradicionales por forma, lo hacemos con uno que destacar por su económico precio. Un candelabro para velas cónicas metalizado de cinco brazos y totalmente desmontable.
Buena sujeción de las velas, aspecto muy importante cuando se usan de llama, resistente de material y un acabado brillante que potencia su vistosidad.
En este caso, se opta solo por el uso de una aleación metálica sin engarces, algo que también hace que su precio sea más reducido.
El diámetro de la base (11 cm) resulta correcto para evitar sorpresas desagradables como que se caigan las velas por falta de soporte.
Siguiendo con medidas concretas, da una altura de 27 cm con 2,3 cm de diámetro para las velas, el tamaño adecuado para las mencionadas cónicas.
No abandonamos el clasicismo, pero sí las medidas y usos ya que estamos ante un candelabro claramente para ponerlo directamente sobre el suelo.
Así lo demanda una altura de un metro a la que hay que sumar la de las velas.
Al igual que el líder, esta alternativa también es versátil en forma ya que se puede montar y desmontar para dejarlo con una, tres o cinco velas.
La aleación de metal en la que está fabricado está chapada en níquel para darle un llamativo brillo.
La parte inferior de la peana incorpora unas protecciones de terciopelo para evitar arañazos en el suelo. Un precio asequible para el tamaño del producto.
Una reproducción del candelabro con mayor peso histórico, sobre todo para el pueblo hebreo ya que es su símbolo nacional, cierra esta comparativa.
Se trata de una de las muchas versiones de la lámpara de siete brazos descrita en la Biblia. Más allá de esta derivada, apuntar que se trata de una reproducción en latón pulido.
No resulta nada barato y, por dimensiones, está en una altura algo superior a los 30 cm con un ancho de brazos de 27,5 cm. Una opción siempre muy específica.
Muy variado. Señalamos algunos con alta presencia de distintos metales:
Fuera de este grupo de metales, caracterizado por la resistencia, pero con variedad de precios (más caros en plata o bronce y más baratos en acero o aluminio), el otro grupo sería el de los fabricados en cristal o vidrio.
La diferencia fundamental entre estos dos últimos está en el tratamiento. Así, mientras el cristal es un sólido perfecto con estructura atómica regular, el vidrio tiene una estructura irregular.
Aunque los de pie sean los más identificados como candelabros, se pueden distinguir tres clases por su forma de instalación:
Recapitulamos las dos ya mencionadas:
Ya hemos detallado que las dos grandes opciones son velas tradicionales o bombillas LED. Luz más atractiva con las primeras, más comodidad y seguridad con las segundas.
Pues cuestión de gustos y espacio ya que, aunque vaya en el techo, si es demasiado grande y la estancia pequeña comerá demasiado espacio a la vista.
Hay que recordar que si se elige de uno será candelero y no candelabro. Les puede haber de hasta nueve.
Mucho más resistentes los de metal y, dentro de ellos, gran variedad de precios en función de si elegimos plata o aluminio. En el caso de los vidrio o cristal, su fuerza decorativa es grande como lo es su delicadeza.
Los hay tan variados, desde lo más clásico a lo vanguardista que dependerá de gustos y bolsillo.
También hay variedad, aunque, como referencia, aportamos que suelen estar entre los 20 y los 25 cm en el caso de los de pie más pequeño y entre 30 y 45 cm las tallas mayores.
Hay excepciones más altas en caso ya de decoraciones muy específicas.
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