Hacerse las uñas es uno de los procesos más extendidos en el ámbito de la belleza y estética. Por lo tanto, cuenta con un gran número de accesorios y opciones para llevarlo a cabo de manera adecuada.
Las acetonas, también conocidas como quitaesmaltes, es un producto imprescindible para ello. No solo se trata de un líquido específico para quitar el esmalte, pero sin duda es su función más popular.
También tiene otros usos en el mundo del bricolaje, ya que sirve para quitar pinturas, barnices y pegamentos.
El uso de la acetona supone algunos riesgos y, por tanto, son exigibles ciertas cautelas a la hora de usar este líquido.
Hay que matizar que el mayor riesgo se da en el ámbito industrial y es mucho menor en el caso del doméstico salvo imprudencias como la ingesta. Por tanto, dejarlo fuera del alcance de los niños.
La inhalación excesiva de acetonas puede generar a corto plazo irritación de las mucosas, ojos y nariz y, a largo plazo, mareos, vómitos o dolores de cabeza.
En el caso de contacto prolongado con la piel también puede generar irritaciones y daños celulares débiles.
Antes de comprar acetonas, asegúrate de tener en cuenta estos factores:
Acetona quitaesmalte con altísima pureza en formato frasco de plástico con 300 ml de capacidad.
Su eficacia con las uñas no es incompatible con otras prestaciones frente a barnices o pinturas acrílicas. En este caso, el modo de uso más recomendable es empapar un algodón con el líquido, colocarlo sobre la uña y envolver esta con papel de aluminio.
Hay que esperar en torno a unos diez minutos y, pasado este tiempo, la supresión del gel será muy sencilla. No resulta rápida, pero sí eficiente en su cometido.
Otra de las aplicaciones adecuadas para este tipo de acetona es limpiar grumos de pegamento. Por ejemplo, se puede usar con garantías para la limpieza de impresoras 3D.
En cuanto a precio, la gama es económica, en general. En este caso, por su capacidad, se sitúa en la franja media-alta.
Una formato más pequeño y muy barato dentro de una gama económica. Buenos resultados por un más que módico desembolso.
Recomendado para esmaltes permanentes o restos de porcelana y gel. Se puede aplicar empapando algodón y frotando la uña o con la técnica ya mencionada de envolver los dedos en papel de aluminio y esperar a reblandecer la pintura.
En el caso de uñas semipermanentes basta, por ejemplo, con dejar las uñas en remojo en torno a un cuarto de hora.
Con ser muy eficaz en la supresión de esmaltes también lo es para otras funciones. Así, quita bien el pegamento que queda una vez se quita una pegatina.
Al frasco de medio litro de acetona añade 250 piezas de celulosa para facilitar su aplicación.
Disuelve con buenos resultados pegamentos de uñas, acrílicas y uñas fibra de vidrio. Por tanto, se trata de un producto altamente versátil en este ámbito.
No es necesario tenerlo mucho tiempo encima de la uña para que elimine la puntura. Muy bien presentado y, dentro de esta gama, una versión de lujo con los accesorios mencionados.
Frasco de acetona pura de 400 ml de capacidad con precio medio-bajo y buenas prestaciones para distintos tipos de esmaltes.
Con la aplicación del líquido empapado en algodón y envuelto en papel de aluminio, en unos diez minutos el proceso se completa con eficacia.
Está especialmente indicada para eliminar el adhesivo en uñas acrílicas y esmaltado gel UV o esmaltado permanente.
Eficaz tanto para uñas de gel, acrílico y naturales. Frasco de cuarto de litro bastante económico y con buenos resultados en el cometido de eliminar el esmalte de las uñas.
Acetona de altísima pureza con aroma a lima para evitar el fuerte olor que desprende de manera natural.
Quita de forma eficiente los esmaltes permanentes con agilidad en el tiempo y dejando una agradable fragancia.
Las acetonas en estado puro es una mezcla de carbono, hidrógeno y oxígeno. En concreto, su composición es C3H6O. Es decir, tres átomos de carbono, seis de hidrógeno y un átomo de oxígeno.
Podemos distinguir los siguientes:
Sí. Es otro de los riesgos de las acetonas. Es muy fácil que arda mediante una chispa. Si existe una concentración elevada incluso hay riesgo de explosión. Por supuesto, este peligro se da ya en concentraciones elevadas propias del ámbito industrial.
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