Pese a que las aplicaciones de smartphone han penetrado de manera vertiginosa en todos los ámbitos, hay utensilios clásicos y específicos que se resisten a rendirse y ocupan todavía su espacio gracias a sus funciones.
La predicción del tiempo es uno de los ámbitos en que la opción tecnológica, rápida y cómoda del recurso al móvil cuenta con mayor variedad de elección.
Sin embargo, nos centramos hoy en un sistema mucho más tradicional que, por su eficacia, todavía cuenta con fieles usuarios. Nos referimos a los barómetros.
De entre los aquí seleccionados hemos situado en primer lugar uno clásico de la marca Fischer por su precisión, visibilidad de pantalla y versatilidad de uso.
No es de los más económicos, pero si se quiere presumir de barómetro genuino y se tiene margen económico merecerá la pena.
Para hacerse una idea de su vigencia en el tiempo, baste señalar que la invención del barómetro de mercurio data de 1643 y se debe al físico y matemático italiano Evangelista Torricelli.
En síntesis, se trata de un instrumento que mide la presión atmosférica entendida como el peso por unidad de superficie ejercida por la atmósfera.
El hectopascal (hPa) es la unidad de presión del sistema internacional que equivale a 100 pascales (un pascal es la presión que ejerce una fuerza de 1 newton sobre una superficie de 1 metro cuadrado) y es la usada en meteorología para expresar la presión atmosférica.
Para precisar, la presión atmosférica es la fuerza que ejerce el aire sobre la Tierra por unidad de área. Para entenderlo de manera más sencilla es lo que pesaría la columna de aire que tenemos sobre la cabeza.
Es un instrumento indispensable en el estudio de los fenómenos meteorológicos.
Aportamos algunas utilidades:
Su funcionamiento ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo. Así, la primera versión de mercurio estaba formada por un tubo y se medía según la altura que alcanzaba el mercurio en ese recipiente.
Los barómetros de hoy son mucho más precisos ya que están calibrados respecto al nivel del mar que sirve como referencia para homogeneizar las mediciones.
En el caso de los analógicos, pequeños cambios en la presión externa del aire hacen que la célula se expanda o se contraiga.
Esta expansión o contracción impulsa a su vez una palanca mecánica que es la que señala la medición de la presión atmosférica.
Este sistema es mucho más sencillo en el caso de los digitales ya que no necesitan ser ajustados de manera individual. Miden la presión de manera automática y además ofrecen otros datos adicionales como la temperatura o la humedad.
Un modelo sobrio y que no está en la gama de los más económicos, pero que une a sus prestaciones el sabor clásico.
Se trata de un barómetro de poco más de diez centímetros de diámetro, un peso que no alcanza los 200 gramos y con caja de acero inoxidable.
Sirve tanto como para interior como para exterior y la precisión de la medida de la presión atmosférica varía en más o menos 2 hPa (hectopascales ya definidos).
Cuenta con una óptima visibilidad gracias a su pantalla blanca y, como ventaja de los modelos tradicionales, no precisa de ningún tipo de suministro para funcionar.
Lo normal en la actualidad es que los dispositivos sean multifuncionales y ofrezcan presión atmosférica, temperatura, humedad… etc, pero si se quiere un barómetro genuino y se tiene margen económico, se trata, sin duda, de una óptima elección.
Sin salir de la línea clásica, todo lo contrario, pasamos a un barómetro algo más grande (con una esfera de 13 cm y cerca de 4,5 cm de profundidad) y con una carcasa de madera de haya que le dota de un notable plus estético.
Caro y muy vistoso sin minusvalorar sus prestaciones prácticas. Así, su rango de medición de la presión atmosférica va desde 960 a 1060 hPa con un margen de precisión de +/- 3 hPa.
El elevado desembolso se corresponde, además de su función decorativa y práctica, con una fabricación de total garantía que implica una alta durabilidad del aparato.
En suma, preciso, de calidad, bonito si gusta la decoración clásica y, eso sí, sensiblemente más caro que las versiones más modernas.
Saltamos en el tiempo para pasar a un barómetro digital profesional que define los nuevos dispositivos para la medición de la presión atmosférica, aunque, en este caso, se trate de una opción específica y profesional.
Un barómetro digital de mano de alta precisión en sintonía con también su alto precio. La cuantificación de esta precisión es una horquilla de +/- 0.03 hPa.
Como ya hemos señalado, es un barómetro de mano especializado ya que se usa para la medición de presión en calderas o filtros de aire acondicionado.
Tiene habilitadas en la parte superior dos piezas para insertarlas en tubos y facilitar la medición de la presión de los aparatos chequeados.
Como ya hemos indicado, los dispositivos multifunción digitales, conocidos como estaciones meteorológicas, son la tendencia más común en la actualidad.
En esta alternativa no llega a tanto ya que se puede definir como un barómetro analógico con extras ya que, además de la presión, da la temperatura y la humedad.
Con carcasa de acero inoxidable que acota una esfera de 14 cm y con las ventajas de no precisar ningún tipo de suministro energético y de ser muy económico.
Buena visibilidad en el caso de la aguja del barómetro gracias a la pantalla blanca y menor en el caso de la temperatura y la humedad que se marcan en una esfera mucho más pequeña.
Un barómetro para terminar que nada tiene que ver con los anteriores y que resulta más una opción decorativa que un mecanismo de precisión. Se adscribe al tipo Goethe ya detallado en la introducción.
Es decir, se trata de un recipiente de vidrio en el que hay que verter agua, normalmente se echa colorante para que sea más vistoso, que marca la previsión en función de si el líquido va a hacia arriba o hacia abajo.
Como referencia tan solo lleva grabados en el cristal un sol o unas nubes. Bonito recipiente que puede dar una idea del tiempo que hará, pero, sobre todo, quedará bonito donde se ponga.
Destacamos las siguientes:
Destacamos los siguientes:
Básicamente, un aumento de los datos en el barómetro señala una presión alta o, lo que es lo mismo, que una masa de aire presiona hacia abajo. Al bajar, este aire se calienta e impide la formación de nubes que traigan lluvias.
Un descenso de los datos indica presión baja. El aire asciende a alturas mayores, donde se enfría y se condensa el agua. Como consecuencia se generan precipitaciones.
Última actualización el 2024-05-04 at 13:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados
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