La seguridad ha sido desde siempre una de las prioridades domésticas. Con el paso de los años, la evolución de la tecnología ha posibilitado más y mejores dispositivos para garantizar este objetivo.
Uno de ellos, menos extendido que las cámaras de vigilancia, pero igualmente muy cómodo y útil es la mirilla digital. Un clásico de las puertas reconvertido en la era de la imagen.
Antes de entrar en detalle en la disección de este dispositivo y, ante las dudas que puedan surgir, vaya por delante que su instalación es totalmente legal con un matiz importante.
Solo en el caso de que tenga capacidad de grabar imágenes es más que conveniente, para evitar infracciones y multas, consultar los requisitos del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea.
Un dispositivo de seguridad para saber quién pretende acceder a tu casa. Como se señalaba, viene a ser la versión tecnológica y renovada de las clásicas con lente de ojo de pez para abarcar más ángulo de visión.
Por supuesto, nada que ver en nitidez, calidad y posibilidad de reconocimiento la una con la otra. Las de siempre suelen ofrecer una imagen difusa y distorsionada y además hay que pegar el ojo totalmente a la superficie.
Frente a este resultado, la mirilla digital ofrece una pantalla bien visible en la que se ve a la perfección quién está llamando a nuestra casa. Y ello a través de un discreto orificio en el que se integra la lente.
Entre las primeras destacamos las siguientes:
Respecto a los inconvenientes, alguno también se puede encontrar:
Una de las principales bazas de este primer modelo es su económico precio. Es cierto que funciona a pilas y que habrá que hacer un gasto adicional para cambiarlas, pero su duración y prestaciones le mantiene como un dispositivo de excelente relación calidad-precio.
Como se intuye por el módico desembolso que supone dentro de esta gama no se trata de un modelo sofisticado, pero cumple con holgura su función.
Por ejemplo, el tamaño de su pantalla de 3,5 pulgadas y la nitidez es buena para ser de la gama más básica de este tipo de mirillas digitales. A cumplir su cometido ayuda un ángulo de visión real de 120 grados.
Trae distintos tamaños de espárragos para que se pueda adaptar a varios grosores de puertas. En concreto, es válida para aquellas que tengan entre 35 y 100 mm de canto.
Se trata de un modelo con cable que sale del visor para ser conectado directamente a la pantalla que se fija en la parte interior de la puerta a la misma altura. La parte que da al exterior está fabricada con una aleación de zinc.
Una opción mucho más sofisticada que multiplica las posibilidades y también el precio sobre mirillas más básicas.
Entre las muchas prestaciones está la opción de grabar vídeo, función que aprovechamos para reiterar la necesidad de informarse antes de la normativa legal al respecto.
Por lo demás, pese a ser mucho más cara que la media, es cierto que cuenta con una amplia pantalla de gran calidad, que, como reseñamos, cuenta con grabación automática y que, incluso, se puede ver desde el móvil a quien llame a la puerta e incluso hablar con el visitante.
Por tanto, una alternativa de alto nivel que incorpora una batería de litio recargable de larga duración. Resulta algo más corto, sin embargo, su ángulo de visión que apenas supera los 100º.
De vuelta a la gama más básica, una mirilla de cable de correcta calidad de imagen para la función que tiene a un precio asequible.
Como es normal en este segmento el suministro de energía va a través de pilas que se pueden colocar sin necesidad de desmontar nada del dispositivo.
Trae de serie tres tornillos (L-M-S que corresponden a un margen de 40 a 100 mm), aunque una de las objeciones es que, pese a ello, pueden quedar algo largos en los grosores para los que están indicados.
En todo caso, no es un problema grave ya que se pueden adquirir los que queden más justos por un módico precio en una ferretería.
Una alternativa a las mirillas digitales que apuesta por el minimalismo y el diseño compacto a un precio muy elevado sobre otros modelos sofisticados que ofrecen pantallas más grandes.
En todo caso, se trata de una opción de mucha calidad para quienes busquen más discreción en el interior y eficacia de cara al exterior ya que la calidad de la imagen es alta, aunque en una pantalla de 2,7 pulgadas.
Como es lógico en un dispositivo de esta gama alta, la vigilancia se puede seguir a través del smartphone mediante la correspondiente aplicación.
También incorpora sensor de movimiento, otro de los extras añadidos que justifican el importante desembolso que requiere esta mirilla.
Cerramos con una mirilla digital de gama media por precio con una amplia pantalla de cuatro pulgadas que puede ser muy útil, como hemos apuntado, para casas en las que habiten personas mayores ya que verán mejor a quien llama a la puerta.
Cuenta además con un amplio ángulo de visión de 160 grados y una resolución más que notable para asegurar la nitidez de la imagen.
Baja algo el margen de medida de grosores para los que resulta apta (entre 40 y 70 mm), pero, en todo caso, tiene una óptima relación calidad-precio.
No existe contraposición como tal ni incompatibilidad. Al fin y al cabo, ambos dispositivos forman parte de un sistema de seguridad doméstico que se refuerza con las distintas alternativas.
Como desventaja de las cámaras están que suelten ser más caras y que su instalación es más compleja y normalmente demanda asistencia profesional.
Como ventaja son más completas y sofisticadas y se pueden situar en cualquier lugar de la vivienda.
Por lógica, las mirillas son más económicas, más sencillas de poner, pero la lente solo puede ir en la puerta que, por otro lado, es su función.
Fundamentalmente distinguimos dos:
Conecta la mirilla con la pantalla, no requieren de más componentes y se instalan de manera altamente sencilla.
Usan conexión wifi o Bluetooth para enviar la señal de vídeo de la cámara a la lente o visor. Esas imágenes pueden verse también en la pantalla del ordenador o en la propia TV.
La gran ventaja es que la pantalla no tiene por qué estar en la puerta. La desventaja que son más caras.
Las puertas cuentan con un amplio margen de grosores. Como referencia concreta para las más convencionales pueden ir de los 3,5 cm a los cinco, aunque hay modelos más resistentes de anchura mayor.
Como es evidente, el tamaño del llamado espárrago debe tener la medida adecuada para atravesar la puerta y conectar la mirilla a la pantalla.
Tampoco se trata de un problema encontrar las dimensiones exactas ya que muchos de los espárragos son adaptables a diversos grosores.
En este caso la medida del orificio donde va la mirilla-visor suele ser, mayoritariamente, de 14 mm de diámetro.
El tamaño en pulgadas puede oscilar, normalmente, entre las 2,6 y las 4,5 con las correspondientes excepciones. Como es obvio, cuanto mayor es mejor visibilidad y también más cara.
Lo mismo ocurre con la resolución de la imagen que si es muy alta exigirá un desembolso económico mayor.
Hay modelos con capacidad de capturar imágenes y grabar vídeos. Recordamos en este último aspecto la atención que se ha de prestar a la normativa europea sobre privacidad.
Hay en el mercado con las dos opciones: con o sin él.
Como ya hemos indicado se trata de un importante plus en los modelos inalámbricos.
Un extra también disponible. La pantalla de las mirillas digitales se activa de manera automática si percibe movimientos en el exterior y se puede ver su campo visual incluso en el ordenador o la TV.
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