La estética y la utilidad convergen en las otomanas, un mueble, con muy distintas opciones de diseño, que tiene unos orígenes históricos lujosos.
Sin embargo, hoy son totalmente asequibles como complemento de decoración con funciones prácticas como sentarse o reposar los pies o, en algunos modelos, ser también un espacio de almacenaje.
Por detallar algo más su historia, fue uno de los muebles lujosos que Europa importó del Oriente, de ahí su denominación, en el siglo XVIII. La primera mención como tal se remonta a la Francia de 1729.
La otomana es un mueble normalmente de pequeño tamaño, aunque hay excepciones, que sirve tanto para reposar los pies y sentarse como para guardar objetos en su interior en muchos de sus modelos.
En su inmensa mayoría está diseñado con la altura de un taburete, sin respaldo y sin reposabrazos.
Existen muchos estilos y tamaños diferentes y es versátil en ubicación ya que puede quedar bien tanto en salones y pasillos como en alcobas o despachos.
Si hay que inclinarse por un uso en la actualidad sería el de utilizarlo como reposapiés del sofá. A este aspecto práctico suma su componente decorativo.
Su económico precio y su versatilidad de uso han sido los criterios preeminentes para elegir en primer lugar este modelo.
Además, tiene un buen tamaño para adaptarse a cualquier vivienda estándar con la posibilidad de usarlo como asiento adicional, reposapiés para el sofá y, a su vez, caja de almacenaje.
Se trata de un banco otomano de sobrio diseño que tira a clásico con la superficie acolchada y remarcada por cuatro botones.
Se distribuye hasta en cuatro colores distintos y por sus citadas dimensiones (algo menos de 40 cm de ancho) se adapta sin problemas de espacio tanto a salón como a habitación.
La estructura de madera viene rematada con cuatro patas del mismo material. En el caso del tapizado se trata de una imitación a lino como es lógico por el precio.
Sin embargo, esto supone una ventaja respecto a la durabilidad ya que el lino es un material muy delicado.
Una versión en diseño circular de mayor calidad en el material de tapizado y, en consecuencia, un precio sensiblemente superior.
En este caso, este taburete de lino se ofrece hasta en siete colores y cuenta con una estructura consistente con un peso total de unos seis kilos.
Muy buenos acabados, elegante y con una capacidad interior de almacenaje más amplia de lo que pueda parecer. En concreto, su diámetro es de 45 cm.
Lleva cuatro patas cuadradas que se atornillan a mano a la base si es que se quieren incorporar para no rayar el suelo ya que van con piezas para evitarlo.
La tapa acolchada se quita sin esfuerzo y luego se adapta bien sin que quede holgura.
Buena resistencia si se va a usar como taburete ya que, según fabricante, aguanta hasta 150 kilos.
Ni versátil ni barata, pero elegante como pocas.
Esta, y la calidad de sus materiales, es la baza de esta otomana orientada a potenciar la decoración de la estancia.
Excelentes acabados con la aportación de la madera de haya y un tapizado que no destaca por ser llamativo sino por su elegante sobriedad.
Se configura en dos bloques. Uno que sirve de base y otro que haces las veces de cojín.
Hay que decir que, si bien no cuenta con capacidad de almacenaje, también es cierto que la comodidad a la hora de sentarse es mayor que en la media.
Se trata además de una otomana de dimensiones considerables con algo más de 80 cm de ancho.
En suma, muy bonita, lucirá mucho donde se ponga, aunque demanda una estancia amplia para hacerlo, y cara si se busca algo más práctico.
Si se busca algo básico y barato esta alternativa cumple con nota. Su cometido principal es usarlo de reposapiés ya que como asiento resulta algo bajo.
Más que fácil de montar, basta con fijar con la mano las cuatro patas, su tapizado estilo cuero resulta más que convincente por su bajo precio.
Tanto como para que también quede bien como elemento decorativo con alguna revista o complemento sobre su superficie.
Otra de las opciones a las que se presta como reposapiés, gracias a su tamaño, es a ubicarlo debajo del escritorio para descansar las piernas mientras se trabaja.
Una versión taburete modernizada que adquiere ya el diseño casi integral del taburete debido a sus patas mucho más largas que en los modelos convencionales.
Esta opción, como es lógico, le reduce capacidad de almacenaje, aunque le dota de mayor prestancia estética, aunque sea este un factor siempre muy subjetivo.
En todo caso, una opción útil para una casa pequeña que además supondrá un componente decorativo si se barajan opciones como dejarlo abierto y usarlo de revistero.
Como decíamos en el apartado anterior las alternativas son muy numerosas. Señalamos pues algunas de las más extendidas:
Como ya hemos reseñado hay distintas opciones. Señalamos algunas:
Las variantes otomanas son amplias:
Última actualización el 2024-05-04 at 09:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados
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