Hasta para los amantes más incondicionales de los perros, los constantes ladridos resultarán un incordio y un problema si es nuestra propia mascota la que los genera. Ya sea de paseo por la calle o en casa, con los consecuentes trastornos para los vecinos, convencer al animal no es una tarea fácil, pero sí posible.
Al adiestramiento se suman algunos accesorios que pueden resultar muy útiles y que han venido a engrosar el ya amplio catálogo de productos perrunos.
Con la evolución de materiales y, principalmente, tecnológica los collares antiladridos se han convertido en una opción novedosa muy a tener en cuenta, principalmente para razas no demasiado grandes sin excluirlas.
De entre los aquí seleccionados hemos situado en cabeza uno de la marca DogRook por su diversidad de señales, su resistencia, incluida al agua, su amplio nivel de sensibilidad y su asequible precio.
Un collar específico que, a través de diferentes señales, ya sean eléctricas, acústicas, olfativas o la emisión de vibraciones, reduce los impulsos del perro para que ladre de manera frecuente.
Su uso correcto puede incluso marcar unas pautas naturales en el animal para que vaya dejando de ladrar poco a poco sin necesidad de ponérselo. Es decir, tiene también un papel en el adiestramiento.
Entre las primeras destacamos:
Sobre los inconvenientes:
Ya hemos adelantado en la definición que hay distintas señales que marcan la tipología de estos artículos. Así, distinguimos:
Esta opción sí que puede resultar algo más eficaz en perros de mayor tamaño. En todo caso, solo es recomendable si se persiste mucho en el ladrido.
Este collar está equipado con micrófonos sensibles que captan los ladridos y un sistema de detección inteligente que distingue los ladridos del ruido ambiental.
Cuando el perro ladra, el collar responde con diferentes niveles de estimulación para desviar su atención y ayudar a corregir el comportamiento no deseado.
Esto permite adaptar la respuesta al temperamento y sensibilidad individual del perro, asegurando un enfoque más personalizado.
El collar también cuenta con un sistema de seguridad incorporado que limita la estimulación a un nivel seguro y evita cualquier daño o molestia innecesarios para el perro.
Un modelo líder muy asequible de precio para esta gama que justifica su puesto en características tan importantes como su multifuncionalidad ya que ofrece distintas posibilidades de señal de sonido y vibración para que el perro reaccione.
Dentro de estas opciones cuenta además con hasta siete niveles de sensibilidad en las señales. Esta prestación permite ajustar la intensidad al comportamiento del perro y saber en qué nivel resulta eficaz para que cese de ladrar.
Esta información es accesible a través de una pequeña pantalla LED. Respecto a su modo de funcionamiento, ya que no cuenta con mando a distancia, se desactiva cuando se activa seis veces en un minuto a causa de los ladridos.
Después de dos minutos se vuelve a activar de manera automática. Esta programación temporal busca que en ese intervalo la mascota se calme.
En cuanto a sus materiales, usa nylon con alta capacidad impermeable y es una correa con una amplia horquilla de medidas de entre 12 y 62 cm.
Incorpora una batería de litio que se carga a través de puerto USB y tiene una muy alta autonomía ya que con dos o tres horas puede funcionar más de dos semanas.
Una opción sensiblemente más cara que justifica el desembolso en prestaciones extras que pueden ser de gran utilidad como un completo mando a distancia que, además, cuenta con un amplio radio de cobertura de un kilómetro.
Como es lógico por su precio de gama alta es también multifunción con vibración, luz y advertencia de sonido. Funciona incluso bajo el agua.
La escala de ajustes para las intensidades de los avisos es tan pormenorizada que se concreta en una horquilla de 0 a 99. Está fabricado en poliuretano termoplástico (TPU), un material que resulta resistente en cualquier condición.
El control remoto y el receptor incorporan una batería de larga duración. Con una carga de entre una y dos horas funcionará hasta dos semanas. Además, cuenta con un modo automático de ahorro de energía.
Un modelo de collar multifuncional que podemos enmarcar en la zona media-alta por precio y con muy buenas y útiles prestaciones.
El proceso de activación con un pitido y aviso de luz en el primer ladrido, vibración y finalmente la opción de descarga (siempre sin olvidar que no son dañinas).
Como es propio en este tipo de dispositivo, que no lleva control a través de mando, se desactiva de manera automática si detecta seis ladridos en un minuto para volver a activarse pasado un intervalo corto de tiempo.
Cuenta con dos modos de intensidad en función de las opciones a las que se recurra. Una con sonido más vibración y otra que suma a las dos anteriores el modo estático de la pequeña descarga.
Además, incluye una sensibilidad ajustable que oscila en escala entre 0 y 4 y que permite ahormar, en función de la reacción del perro, cuál es la que más se acomoda a su frecuencia de ladridos.
De regreso a la alternativa de collar con mando a distancia, este modelo resulta bastante recomendable por su óptima relación calidad-precio.
Es cierto que su radio de cobertura (500 metros) es menor que otros de rango superior, pero también que es una distancia más que considerable y el desembolso es menor sobre la media de este segmento específico.
Como se intuye, un dispositivo multifunción que reúne prácticamente todas las opciones de aviso con sonido, vibración y estática además de contar con un chivato de luz para no perder de vista a la mascota.
Material resistente y una amplia horquilla de medida que hace que valga para todo tipo de perros con independencia del tamaño.
Una opción mucho menos extendida que las anteriores para terminar y ya señalada entre los distintos tipos de collares.
Nos referimos al formato spray que, como ya hemos detallado, desprende en forma de pulverizador un olor cuando se ladre que, en teoría, retrae al perro de hacerlo.
En general, la eficacia es muy variable, mucho más que en otras opciones. El riesgo está en gastarse
Depende de los tipos mencionados en el apartado anterior, pero un elemento nuclear es el sensor que detecta los ladridos.
Estos dispositivos metidos en unas pequeñas cajas funcionan con batería o pilas ya sea para emitir descargas, sonidos o vibraciones.
Hay incluso modelos multifuncionales que activan distintas opciones en función de la persistencia de los ladridos. Primero un sonido, vibración y descarga.
Es decir, si ladra en la calle más que en casa, si solo lo hace ante un estímulo, si su frecuencia es alta con independencia del lugar… etc.
Por ejemplo, si el perro sale poco de la casa bastará con uno más básico con emisión de sonidos.
Si sale mucho y se pone agresivo es momento de usar la opción eléctrica sin abusar ya que, pese a ser inocuas, tampoco han de ser un solo medio, sino acompañarlo con enseñanzas de comportamiento.
Última actualización el 2024-05-06 at 17:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados
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