Hoy se cumplen cincuenta años del accidente aéreo que dio lugar a la «Tragedia de los Andes», también conocida como «Milagro de los Andes», en la que murieron 29 personas.
Sucedió tal día como hoy, un 13 de octubre del año 1972, en un vuelo fletado o chárter (un vuelo a medida) que partió de Montevideo (Uruguay) y tenía por destino Santiago de Chile.
El fin de aquel desplazamiento era la celebración de un partido de rugby y, por eso, entre sus pasajeros se encontraban 19 miembros del equipo de rugby Old Christians Club. También algunos de sus amigos, familiares y simpatizantes.
El avión era el Fairchild FH-227D de la Fuerza Áerea Uruguaya y el copiloto estaba al mando en ese momento. Pensó que habían llegado a Curicó (Chile), y comenzó a descender. Pero, como sus pensamientos eran erróneos (las lecturas de los instrumentos indicaban lo contrario), todavía era demasiado pronto para llegar al Aeropuerto de Pudahuel…
El descenso anticipado desembocó en el choque del avión contra una montaña. El avión se estrelló en los Andes y comenzó la tragedia.
El impacto fue tan grande que dio lugar al corte y desprendimiento de las alas y la cola del avión, y la parte restante del fuselaje (donde se sitúan las cabinas y las bodegas), se deslizó por la montaña unos 725 metros. El avión chocó contra el hielo y la nieve, en un glaciar.
Por 49,90 euros al año (o 4,99 euros al mes) y 30 días de prueba sin compromiso.
3 miembros de la tripulación y 8 pasajeros murieron inmediatamente. Varios otros fallecieron al poco tiempo, a causa de las bajas temperaturas y las heridas.
Los restos del avión, de color blanco, quedaron atrapados entre la nieve, a una altura de 3570 metros sobre el nivel del mar, en la Cordillera de los Andes. Las autoridades los buscaron durante ocho días, pero no los encontraron. Desistieron en la búsqueda.
Durante los siguientes 72 días murieron 13 pasajeros más. Algunos de ellos fenecieron por una nueva tragedia: una avalancha mientras dormían entre los restos del fuselaje. Un alud que se saldó con 8 vidas más.
El vuelo transportaba 45 pasajeros y tripulación.
Pese a las muchas defunciones, 16 se salvaron porque dos de ellos, Nando Parrado y Roberto Canessa, subieron un pico de montaña de 4650 metros sobre el nivel del mar. Y todo ello sin equipo alguno. En una expedición en la que escalaron montañas y descendieron barrancos. Hicieron lo imposible y luego caminaron durante diez días hasta llegar a Chile.
En aquella expedición también participó Antonio Vizintín. Pero solo Parrado y Canessa llegarían a experimentar lo que puede entenderse como un milagro entre tanta desdicha prolongada en el tiempo. La aparición de un arriero chileno llamado Sergio Catalán, quien sería su salvador.
Encontraron al arriero al otro lado de un río. Este les lanzó pan, un folio y un lapicero. Canessa escribió lo siguiente y le devolvió el lanzamiento. En él, ponía lo siguiente:
«Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace diez días estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí. No sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?»
El rescate sucedió el 23 de diciembre de 1972, 72 días después del accidente. Fue también un milagro porque, después de todo, hubo supervivientes.
Supervivientes que vieron morir a sus familias y amigos, estuvieron expuestos a la intemperie sin recursos y se vieron obligados incluso a practicar la antropofagia, o lo que es lo mismo, comer carne humana.
Sucesos e historias tan trágicos como este y, sobre todo, el saber que son reales, nos hacen plantearnos la importancia de contar con un buen recurso a tiempo.
Nos conciencian de la importancia de ir preparados cuando pueden surgir imprevistos como, por ejemplo, cuando vamos al monte de excursión o a hacer senderismo. Casos en los que no está de más portar un kit de supervivencia, por pequeño que sea. Un por si acaso que puede, literalmente, llegar a salvar vidas.
Un kit de supervivencia es un contenedor de piezas con distintas utilidades. Normalmente vienen en estuches de pequeñas dimensiones, ligeros y cómodos de transportar. Estos, como adelantábamos, pueden ayudar a resolver situaciones imprevistas o de emergencia.
Estas cajas de supervivencia son propias del mundo militar y suelen llevarse en aviones o embarcaciones. No obstante, serán grandes aliados si practicamos montañismo, senderismo, e incluso actividades relativamente más pausadas, como ir a pescar o, sencillamente, pasar un día en el campo de excursión con la familia.
Un kit bastante práctico para salir de excursión y tener una buena base de seguridad por si surge algún problema. Incluye un total de dieciséis utensilios por un precio bastante asequible.
Si bien es importante recalcar que no se trata tanto de una caja de supervivencia orientada a aventuras complicadas en plena naturaleza, sino que es más un kit aprovechable para eventualidades comunes.
Con esto queremos decir que la relación calidad-precio es buena. Sin duda será un regalo apreciado para personas que gusten de salir al campo, o a la montaña, por ocio y con la única pretensión de pasar el día.
De gama y línea similar al anterior, pero con dos componentes adicionales que aumentan pues su potencial utilidad. Tiene dieciocho piezas y es bastante ligero (no llega al kilo de peso), lo que constituye una ventaja considerable cuando hacemos caminatas o esfuerzos físicos importantes.
Este kit destaca por tener muy buenos cierres que dejan la caja prácticamente hermética.
No obstante, el interior resulta algo caótico por el número de utensilios que se agolpan. Asimismo, la calidad de cada unidad es variable. Si bien es cierto que, dado el precio, es bastante correcta. Por ejemplo, una de las piezas más importantes como es la navaja obtiene buena nota.
También da buen resultado otro de los auxilios de primer orden como es la capacidad de hacer fuego mediante el pedernal que incluye.
Este kit destaca por su multifuncionalidad (cuenta con nada menos con 24 utensilios). La alta cantidad de piezas y el asequible precio son dos variables que no se llevan bien y eso hace que la calidad de sus componentes sea dispar. Con esto queremos decir que, si todos sus componentes fueran de alta calidad, el precio sería mucho más elevado.
Sin embargo, dada su gran cantidad de piezas, supone una excelente idea como regalo para la gente joven amante de la naturaleza.
Ni caro ni barato y profundamente multifuncional. Una opción óptima para todos aquellos que quieren un kit lo suficientemente profesional sin que les duela el bolsillo.
Hablamos de un kit de supervivencia-mochila que incluye 15 herramientas. Entre ellas hacha, pala plegable, pulsera de paracord, linterna, sierra de alambre, silbato de supervivencia, llavero, mantas de emergencia, botiquín de primeros auxilios profesional, alicates, lima, abrebotellas, llaves Allen.
El fabricante asegura que está fabricada en materiales de alta calidad y que por ello se puede usar con confianza y seguridad.
Se trata de una opción fantástica para acampar, caminar, hacer deportes de aventura y, por supuesto, para situaciones de emergencia.
Frente a los pequeños kits, aquí presentamos una opción más grande y profesional.
Hablamos de un kit de supervivencia-mochila de 29 cm de largo y 40 de alto, muy resistente e impermeable. Se trata de una opción cara pero perfecta para los amantes del senderismo, el camping, la pesca, los deportes del aire libre y la aventura en general. En definitiva, de una opción menos de «andar por casa».
Además. la mochila, por sus características, garantizara que, por extrema que sea la situación, el agua, la comida y los objetos personales estén seguros. Y en cuanto al contenido, este kit está dotado de los artículos más recurrentes en cuanto a necesidades al aire libre se refiere, como linterna; guantes antideslizantes, mosquetón, impermeable, pulsera multifuncional, tarjeta multifuncional, cuchara, herramientas de pesca, filtro de agua…
El más caro con diferencia, siendo esta su mayor desventaja. Su mayor virtud, sin embargo, es que es el más profesional y completo. Hablamos de un kit de supervivencia diseñado para que una persona sobreviva durante 48 horas.
Está pensado para llevarlo en el coche y cubrir cualquier imprevisto que pueda suceder.
Por eso incluye: manta de emergencia, luz frontal, dos sticks de luz blanca, guantes de cuero, silbato, brújula, multiherramientas, botiquín, velas, magnesio, dos paquetes de comida de supervivencia para cubrir las necesidades de dos días, cubiertos, agua (2x33cl), sal, set de aseo con jabón, bastoncillos, cortauñas, tampax, champú, cepillo de dientes y dentífrico, lápiz, set de pesca, set de costura, sierra, slambre, espejo, herramienta multiusos: abrelatas, abrebotellas, sierra y navaja, kit para mordeduras de animales, como serpientes, avispas y escorpiones.
Como no podía ser de otro modo, «La tragedia de los Andes» conmovió a la sociedad. Como hubo supervivientes, narraron lo sucedido de primera mano. Y sus testimonios no fueron en balde, porque contribuyeron a marcar un punto de inflexión. Paul Read escribió un libro a partir de dichos testimonios: «Viven: La tragedia de los Andes».
Aquellos testimonios luego dieron el salto al cine y ya han sido retratados en la gran pantalla en dos ocasiones. La primera cinta que recogió este suceso se llama «¡Viven!» y se estrenó el 15 de enero de 1953 en Estados Unidos. Frank Marshall, productor y director de cinematográfico estadounidense nominado cinco veces a los Premios Óscar, la dirigió.
La siguiente recreación se llamó «La sociedad de la nieve» y corrió a cargo de Juan Antonio Bayona, director de cine y productor español, autor de películas como «Lo imposible» y «Un monstruo viene a verme en España». Fue elegido por Steven Spielberg para dirigir «Jurassic World 2: El mundo caído» y estuvo a cargo de la serie de súper éxito de Amazon Prime Video: «El Señor de los Anillos: Los Anillos del Poder».
El segundo en llevar este suceso al cine fue Juan Antonio Bayona con «La sociedad de la nieve»
Como ya hemos adelantado, el número de componentes es muy variable, pero podemos señalar cuatro principales:
Para hacerse una idea, un kit básico puede incluir entre 10 y 12 piezas mientras que los más completos pueden alcanzar las 30.
Entre las ventajas destacamos la utilidad, la buena disposición de los objetos (siempre a mano), la gran variedad de alternativas que existen, la portabilidad y el precio, que generalmente es asequible.
Respecto a los inconvenientes, el principal hándicap es que no se tengan conocimientos para sacar partido a todos los utensilios que incluye el kit. También hay que dejar claro, como adelantábamos, que en un kit con tantas piezas la calidad no será uniforme y por eso algunos utensilios serán más fiables que otros.
Aportamos en este apartado algunos consejos y sugerencias:
Reseñamos dos principales:
Incorporan artilugios útiles para garantizar la defensa personal y una aventura dentro de límites seguros. En ellos, es habitual encontrar navajas, luces led, linternas, filtros de agua, mantas de emergencia o brújulas. Son los que centran esta comparativa.
Suelen incluir elementos esenciales para la supervivencia como tiritas, gasas, guantes, pinzas o tijeras. Son muy económicos.
Última actualización el 2024-05-05 at 19:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados
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