Ni algo tan clásico como el cubo de la basura se ha resistido a los grandes avances tecnológicos. Puede que, a priori, cueste trabajo pensar qué se le puede aplicar a un objeto en apariencia tan sencillo.
Pues, por ejemplo, sensores de infrarrojos que ya evitan hasta tener que subir la tapa o novedades de diseño para adaptarse a los nuevos tiempos de sostenibilidad medioambiental y, por tanto, para reciclar más y mejor.
La evidente utilidad del cubo de basura no ha de ser incompatible con la estética. En eso, también se ha avanzado mucho.
¿Qué es?
Aunque parezca superfluo por conocido, no está de más acercarse a una definición. Es un recipiente, normalmente de metal o de plástico y con una tapa para paliar los malos olores que se generan.
En su interior se coloca una bolsa para ir recogiendo en ellas los desperdicios. En la actualidad, algunos modelos llevan más de un recipiente y, por tanto, más de una bolsa para facilitar el reciclaje.
En suma, todos tienen un fin genérico como es acumular la basura, pero no todos tienen las opciones de hacerlo lo mejor posible.
¿Dónde colocarlo?
Por pequeña que sea la cocina casi siempre habrá posibilidad de barajar distintas alternativas. De manera abrumadora están en la cocina, aunque hay cubos específicos para baños.
Dentro de la cocina normalmente, al menos antes, una de las opciones más comunes era debajo del fregadero ya que estaba accesible y no se veía.
Ahora, con la mejora de los diseños, el abanico de ubicaciones se ha abierto y hasta puede ser un elemento decorativo más además de cumplir con sus funciones.
En todo caso, por encima de presumir de cubo ha de estar, al menos es recomendable, la facilidad de acceso. Como norma general hay que ponerlo pues en el lugar que nos resulte más fácil de acceso.
Siempre cerrado
Como es lógico, no es necesario un intenso manual de uso, pero sí dejar claro un consejo: siempre hay que mantenerlo cerrado.
En caso contrario, te arriesgas a malos olores y a la presencia indeseada de insectos y demás molestos bichos.
Con el fin de evitar este foco de atracción también es muy aconsejable que no rebose. Todos llevan indicada su capacidad, pero no hace falta ningún cálculo numérico.
Basta con tirar la basura sin esperar a que ya no se pueda cerrar la tapa por la pequeña montaña de residuos que se ha generado.
Imprescindible bolsa
Se da más que por descontado, pero, por si acaso, siempre hay que poner bolsa por razones obvias: mayor higiene y limpieza del recipiente por un lado, y, por otro, la facilidad de atar la bolsa y tirarla al contenedor.
En caso contrario, habría que aupar el cubo al contenedor y mejor no mirar dentro para ver cómo ha quedado porque asustaría tener que lavarlo.
Qué tipos hay
Como es previsible en un objeto de uso tan común y que lleva tanto tiempo en el mercado, hay muchos tipos distintos. Aquí señalamos algunos:
- Con tapa: Nos referimos al cubo más básico, de plástico y con tapa aparte que se pone y quita de manera manual. No son los más higiénicos ya que el cierre siempre estará expuesto a que se ponga bien o mal la tapa, pero sí los más baratos.
- Con pedal: Un estado más avanzado. Cierran mejor y son más cómodos de usar pisando el pedal de la parte inferior. Es recomendable, aunque suponga un mayor desembolso, que este mecanismo sea sólido y fiable ya que pisaremos el pedal en muchísimas ocasiones.
- Con sensores: La sofisticación hecha cubo de basura. El mismo sistema que el de pedal, pero sin necesidad de pedal. Su función la hacen unos sensores que detectan la mano cuando se acerca y abren y cierran la tapa de manera automática. Muy vistosos, comodísimos y prácticos siempre que esos sensores aguanten y no se deterioren con el enorme uso que se hace del cubo.
- Extraíbles: Generalmente están ubicados en el interior de algún mueble y fuera de la vista. En algunos modelos se trata casi de un ‘archivo’ de basura con distintos recipientes en función del residuo.
- De reciclaje: Si se cuenta con espacio y generas habitualmente muchos residuos del mismo tipo está la opción de un cubo más pequeño complementario. Una especia de mini contenedor con el color que llevan los de la calle. También hay en el mercado kits de reciclaje con varios cubos para distribuir la basura integrados en una sola pieza. Si se tiene espacio y conciencia ecológica puede ser una alternativa muy a tener en cuenta.
Qué tener en cuenta
Capacidad: Uno de los factores más obvios muy vinculado al número de integrantes de una familia.
Si es amplia, con menos de 30 litros de capacidad seguramente quedará corto. Otra opción es comprarlo más pequeño por razones de espacio y bajar la basura más a menudo.
Mejor esa que vivir solo o en pareja, comprar un cubo grande y dejar varios días residuos porque todavía no se ha llenado.
Tamaño: Pues no solo depende, como decimos arriba, del número de personas que comparten la casa. También de las dimensiones de esta y, más en concreto, del sitio que tiene en la cocina para ubicar el cubo.
No cuesta nada, y será muy útil a la hora de decidirse por el cubo, haber elegido antes el lugar donde va a ir y medirlo.
Cierre: Cuanto más hermético mejor sea el sistema que sea. Normalmente los de pedal cierran mejor siempre que no rebasen el nivel del cubo.
También es cierto que cualquier sistema mecánico que incorpore, por primario que sea, corre el riesgo de deteriorarse con el tiempo debido al constante uso que se hace de este objeto en el ámbito doméstico.
Limpieza: Un cubo de basura deberá ser limpiado a menudo para garantizar la higiene y evitar malos olores. Cuanto más fácil sea, mejor. Por ejemplo en aquellos que llevan un segundo recipiente dentro que se puede extraer.
Mantenimiento
Un objeto tan expuesto a los restos y desperdicios exige por lógica un mantenimiento periódico en forma de limpieza intensa.
Como consejo, cada semana puede ser una periodicidad bastante adecuada. Si el interior se extrae mejor porque será más sencillo fregar ese segundo recipiente, tal y como ay se decía en el epígrafe anterior.
Habría que lavarlo, preferentemente, con agua y desinfectante, aunque también vale con detergente. Luego se enjuaga y se pone boca abajo para que caiga todo el agua y quede bien seco.
Brabantia Newicon: Grande, útil y elegante
Como adelantamos al principio este cubo se alza como líder por su óptima capacidad, su buen cierre a pedal, un sobrio y elegante diseño y un amplio respaldo entre los usuarios. Todo ello a un precio razonable.
Elegante en el exterior y con un interior muy práctico ya que lleva un cubo interior de plástico que se extrae de una manera muy sencilla y facilita enormemente la limpieza, un detalle no menor en estos objetos domésticos.
El mecanismo de apertura de concreta en un pedal que resulta muy suave y que hay que pisar también sin demasiada fuerza para preservar la tapa. También es suave la caída una vez se quita el pie.
Que tenga un cubo de interior de buena capacidad tiene una ventaja añadida que facilita poner el cubo en el sitio que se quiera.
Así, si se está cocinando basta con extraerlo, dejarlo cerca, ir tirando las sobras y, una vez finalizada la tarea gastronómica, volver a meter el cubo en la carcasa exterior.
En suma, muy buen producto que, además de ser útil, no desentonará entre los elementos decorativos de la cocina.
Velaze: Fácil reciclaje
Un ejemplo de alto nivel de esos kit de reciclaje a los que se aludía en la introducción. Grande de tamaño, como es lógico cuando se incorporan tres recipientes aunque uno a uno no sean muy grandes, fabricado en un buen material, acero inoxidable, y también muy elegante de diseño.
Y, como resulta previsible, caro, lo que no quiere decir que su relación calidad-precio no sea buena que lo es. Otra cosa importante es tener el espacio suficiente para hacerle hueco.
Cada una de las divisiones trae a su vez un contenedor independiente con las consecuentes ventajas ya citadas.
El sistema de pedales es eficaz y las tapas bajan lentamente y no se dan con la pared al subir aunque este pegado el kit a ella.
Como ejemplo de uso, resulta muy sencillo separar para el reciclaje botellas de plástico y latas del resto de residuos generado.
Modelo ideal para quien tenga espacio suficiente, conciencia medioambiental y margen económico.
1home 50L: Sensores que abren y cierran la tapa
Modelo a la última con sensores de infrarrojos que abren y cierran la tapa de manera automática. Gran capacidad y sobrio diseño que le dota de una gran elegancia.
Este sistema tecnológico puede pasar por un capricho cuando se aplica a un objeto tan común como un cubo de basura, pero también resulta útil siempre que el sistema de sensores no se deteriore por el intenso uso.
En este caso, las impresiones son bastante buenas, aunque, acaso por la falta de costumbre, los intervalos de tiempo de apertura y cierre lleve en ocasiones a cerrarlo o abrirlo de manera manual.
Prosperplast 3×25: ‘Mini’ contenedores
Una alternativa que apuesta también por el reciclaje y que resulta algo aparatosa aunque eficaz para el reparto de los residuos.
En este caso sí que podemos hablar con propiedad de mini contenedores ya que el diseño y los colores vienen a ser una réplica doméstica de los que los ayuntamientos instalan en la calle.
Plástico resistente y diseño pensado para que se engarcen bien los recipientes para evitar caídas.
Keeper: Básico pero muy barato
Cerramos con una versión muy económica con tapa basculante.
Fabricado en plástico, sin más pretensiones que ser un recipiente cómodo con ese sistema de tapa que se abre muy fácilmente con un mínimo toque de la mano.
Útil, pequeño, barato y fácil de limpiar. No son pocas cualidades para un reducido desembolso económico.
Nº1 en ventas: Rotho
Es un cubo de basura de plástico con tapa abatible y cierre de tapa silencioso. Está fabricado en plástico de calidad y es muy fácil de manipular y limpiar: sin huellas dactilares gracias a sus materiales de calidad.
Dimensiones: 40.1 x 29.8 x 60.2 cm. Tiene una capacidad de 50 litros.
Última actualización el 2024-12-10 at 09:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados