La Nochevieja, en todas las navidades, está llena de supersticiones convertidas en tradiciones a base de repeticiones durante decenas y decenas de años.
Hay quien saca las maletas a la puerta de casa para tener un año muy viajero.
O quien espera conseguir amor en el año nuevo y para ello enciende velas blancas, rojas y verdes mientras suenan las campanadas, para dejarlas encendidas hasta que se consuman por completo.
También hay quien aspira a tener un nuevo año beneficioso en lo económico y se mete dinero en el zapato, o se lava las manos con cava y azúcar. Que seguro las dejará muy suaves, cuando menos.
Sin contar la típica fórmula de atraer a la suerte llevando ropa interior roja. Una tradición que se cree originaria de China pero que mucha gente mantiene viva en Occidente.
Claro que la mayor de todas las tradiciones, en España, es la de tomar las uvas. Una por campanada, hasta doce, que hay que intentar tragar al ritmo del dong… aunque no sea fácil.
Y eso que esa noche se enlentece el ritmo del reloj de la Puerta del Sol para evitar que media España se atragante.
Hoy en día ya hay uvas hasta sin pepitas, para que no acabemos con la boca llena.
Pero también hay quien se pasa los últimos minutos del año pelando sus uvas y quitándoles las semillas para tener una entrada un poquito más tranquila.
La tradición de las uvas es de origen español, pero está cada vez más extendida a otros países hispanoamericanos como México, Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Perú, Colombia, Puerto Rico, Nicaragua o Costa Rica.
Alternativas a las 12 uvas en este año nuevo
Uvas pasas
Son la alternativa muy utilizada en algunos países de latinoamérica en los que no es fácil conseguir uvas frescas en estas fechas.
Son, como todo el mundo sabe, uvas secas que mantienen todo el poder energético y sólo pierden el agua, cosa que no es nada sencilla.
Se pueden secar al sol, aunque no es el proceso más deseable por lento y porque durante todo el tiempo de secado están expuestas al contacto con insectos y el deterioro microbiano.
La fórmula más habitual de secado es con microondas, que provoca una rápida evaporación del agua.
Gominolas
Las gominolas, que se llamaron Wine Gum (gomas de vino) en su origen, nacieron en 1905 al mezclar vino fermentado con un agente espesante.
Después, según varios expertos, fue Haribo (Hans Riegel de Bonn) quien dejó su trabajo en una confitería y se puso a hacer ositos de goma en una empresa cuyo nombre respondía a sus iniciales y las de su ciudad.
Hoy en día hay una cafetería en Tokyo que con una impresora 3D y un cortador láser permite a los clientes imprimir todo su cuerpo en forma de ositos de goma.
Y en algunos sitios se ha vuelto ahora muy popular meter gominolas en las copas.
Las gominolas son caramelos blandos y dulces fabricados con gelatina animal mezclada con edulcorantes, abrillantados y con formas divertidas.
Para sustituir a las uvas son fáciles de masticar… pero no más fáciles de tragar que una uva.
Aceitunas
Es el sustituto más sencillo de las uvas. Y para más de uno, incluso más ricas.
Pero hay que asegurarse de que se trate de aceitunas rellenas, porque como se nos ocurra sustituir las uvas por aceitunas con hueso, vamos a seguir dándole a la mandíbula bastante entrada la noche.
Pero como eso no se le ocurrirá a nadie, el que se decida por las aceitunas lo tendrá más fácil… siempre que no compita con uvas peladas y deshuesadas. porque en ese caso, ganan las uvas, más suaves, frescas y con menos consistencia.
Las lentejas de la suerte
No se sorprenda porque no se trata de tomar doce cucharadas de lentejas, una por campanada, ni nada por el estilo.
Pero es una costumbre italiana tan extendida que bien tiene sitio en este artículo.
Porque al igual que las uvas, la tradición italiana de sacar la cuchara y ponerse a comer lentejas nada más comienza el año es una costumbre que vive entre los buenos recuerdos de las familias y el hecho de que trae suerte y riqueza para el año que acaba de comenzar.
Una tradición que se remonta a la Roma Antigua. Las lentejas fueron una de las primeras legumbres cultivadas por el ser humano, y como tales eran un producto muy apreciado y querido.
Por eso los romanos regalaban por estas fechas una pequeña bolsa de cuero (llamada scarsella) llena de lentejas para atarla a la cintura.
En la esperanza además de que por su forma redonda y aplastada, se convierta cada una de ellas en una moneda, a lo largo de ese año.
Lacasitos
Los más pequeños de la fábrica de chocolates Lacasa.
Lentejas de chocolate recubiertas de azúcar de siete colores diferentes, que cambian según el país del que se trate.
Cada día se fabrican tantos Lacasitos que podrían dar la vuelta al mundo uno al lado de otro.
El grupo chocolatero Lacasa nació en 1852 en jaca (Aragón) en el almacén que puso su fundador, Antonio Lacasa Piens.
Desde luego, 12 Lacasitos serán mucho más fáciles de tomar con las campanadas que 12 uvas, con o sin semillas.
Conguitos
Los Conguitos fueron creados por un pastelero madrileño llamado Federico Díaz Martínez en 1963.
Un producto de éxito en los primeros tiempos de la publicidad, que seguro que muchas personas mayores de 55 años son todavía capaces de ponerle música.
A día de hoy los Conguitos, que tuvieron sus vacas flacas, fueron comprados por la chocolatera Lacasa en 1998 y han vuelto a adquirir una gran notoriedad en niños y mayores.
Se trata de cacahuetes recubiertos de chocolate. Hoy hay cinco variedades diferentes y se exporta a múltiples países como Canadá, Gran Bretaña, México, Argentina… ¡y hasta Japón!
Para sustituir a las uvas tienen la ventaja de que caben doce en la boca sin muchos problemas, pero la dificultad de que hay que masticarlos bien antes de tragar, y no es tan sencillo.
Bombones
Típico cambio de Nochevieja que probablemente no se haga más por aquello de mantener la tradición.
Porque un buen bombón es fácil de masticar, y si acabamos con la boca llena de chocolate probablemente nadie le hará ascos y lo llevaremos con alegría.
Más divertido, o discutido, puede ser tomar doce bombones de licor, que acostumbran a ser más redonditos. En ese caso no será tan sencillo y mejor ser prudentes, sobre todo si hay niños.
Cacahuetes
Complicado. Incluso si ya vienen pelados, que será lo normal.
Como los Conguitos, caben en la boca pero no se mastican tan fácil ni se deshacen como las uvas.
No parecen los frutos secos lo ideal para tomar con las campanadas a toda velocidad.
Pistachos
Como no estén pelados cuando comiencen las campanadas, mejor olvidarse. Porque no suele ser tan fácil quitarles la cáscara como parece, y siempre hay alguno que se atasca.
Son muy densos, tienen una gran carga de proteína y son muy ricos en vitamina B, E y ácido fólico.
De todas maneras, es un fruto que se ha puesto bastante de moda en los últimos años, se ha incrementado mucho su producción en el mundo, y se habla sin parar de sus beneficios para la salud.
Dicen que favorece el control de los niveles de azúcar, es bueno para el corazón, ayuda a adelgazar… y todas esas cosas que suelen ser comunes a muchísimos alimentos sin elaborar.
Gajos de mandarina
Deberán estar peladas y listas para comer con mucha antelación, y es importante identificar si llevan semilla para no atragantarnos.
Algunas pueden ser un poco ácidas, es una lotería que tendrán que jugar y que puede ser incluso divertido.
Frambuesas
Una alternativa no apta para todos los gustos.
No conviene lavarlas porque absorben gran cantidad de agua y se reblandecen, con lo que la textura final no resulta tan agradable.
Además, el lavado con agua supone una pérdida de sabor.
Únicamente se lavarán si están sucias, pero siempre de manera rápida y delicada, y justo antes de su consumo.
Palomitas
Saladas o con mantequilla, tendrán que prepararse con tiempo y son una opción segura incluso para comer las doce uvas de golpe en el último momento ya que caben en la palma de la mano.
Una opción para los más pequeños que seguro que triunfa.
Origen de las uvas para Nochevieja
Sobre su origen hay dos versiones diferentes aunque son perfectamente compatibles.
La primera se remonta a la década de 1880, cuando al parecer, la alta burguesía española copió la tradición francesa de celebrar fiestas en Navidad tomando uvas acompañadas de vinos espumosos.
Y el pueblo de Madrid, que iba a la Puerta del Sol a escuchar las campanadas, empezó a tomar uvas para burlarse de las clases altas y su nueva costumbre.
Después, en 1909, una súper cosecha provocó que los agricultores de Alicante tuvieran un excedente de uva.
Y alguien, para darle salida, aprovechó aquella pequeña tradición de unos 30 años antes para hablar de las uvas de la suerte y conseguir que se extendiese a toda España.
Desde luego, si esta historia es real, habría que buscar al autor porque muy probablemente sería uno de los mayores genios del marketing de la historia.
El problema es que no a todo el mundo le gustan las uvas.
Y por eso en este artículo hemos buscado sustitutivos divertidos para no estar con las manos quietas y la boca cerrada mirando la televisión mientras nuestros familiares se vuelven locos para comer las uvas al ritmo de las campanadas.
Última actualización el 2024-12-03 at 10:20 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados